La megaminería se hace un lugar en el ordenamiento jurídico de Uruguay, país que nunca fue minero pero que podría convertirse en el octavo mayor productor de mineral de hierro del mundo.

 

Fuente: Tierramérica

 

El proyecto de Ley de Minería de Gran Porte avanza en el bicameral Parlamento uruguayo, pero sin consenso político y despertando críticas sociales y ecologistas.

La iniciativa del Poder Ejecutivo, respaldada por el gobernante Frente Amplio (FA), declara la minería de gran porte “de utilidad pública”. Se le critica estar hecha a la medida de Aratirí, proyecto del grupo indio Zamin Ferrous para extraer 18 millones de toneladas de hierro anuales con una inversión prometida de 3.000 millones de dólares.

Pero ecologistas, pobladores y productores agropecuarios de las zonas donde se instalaría la explotación están haciendo ruido. La última movilización, el 10 mayo, reunió a más de 10.000 personas que marcharon por la avenida 18 de Julio, en el centro de Montevideo.

Según una encuesta realizada por la consultora Radar, ante la pregunta “¿Está usted de acuerdo en que se desarrolle la minería a cielo abierto en el Uruguay, como por ejemplo el proyecto de Aratirí?”, 46 por ciento de las personas entrevistadas se manifestaron en contra, 28 por ciento a favor, 12 por ciento no opinaron y 14 por ciento dijeron no conocer el tema.

El proyecto ocupará 4.300 hectáreas y comprende cinco minas de extracción a cielo abierto en 500 hectáreas, zonas para depósito de materiales estériles y áreas de maniobra y logística, una planta para triturar la roca y separar el hierro y un mineroducto de 212 kilómetros, que transportará la mezcla de concentrado de hierro y agua hasta un puerto exclusivo de gran calado a construirse sobre la costa del océano Atlántico, en una localidad eminentemente turística.

Pero todo el complejo, incluyendo las “zonas de amortiguación”, tendrá una extensión de 14.505 hectáreas en tres departamentos del centro y este de Uruguay: Durazno, Florida y Treinta y Tres. A eso deben sumarse cinco nuevas líneas de alta tensión para alimentar esas instalaciones y el puerto.