Seguros que una población informada es un obstáculo para la minería de tajo, un grupo de especialistas encabezados por Paul Hirsch Martínez, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de Morelos, organizaron la exposición museográfica itinerante “El oro o la vida. Patrimonio biocultural y megaminería: un reto múltiple”. Luego de su recorrido que inició en Morelos, Cuernavaca, Tepoztlán, Ciudad de México, Veracruz y Cuetzalan, la muestra llegó a la ciudad de Puebla.

Fuente: La Jornada

La minería de tajo es una modalidad de explotación radical que implica una depredación múltiple del suelo y del subsuelo, que tiene, además, una gama de efectos negativos a nivel sanitario, ambiental, cultural, agronómico y económico, con carácter irreversible.

Conocida también como minería a cielo abierto, consiste en la destrucción de la cubierta vegetal y animal que habita el suelo para llegar al subsuelo, de donde se extraen enormes cantidades de piedra en donde están metales como el oro y la plata, de manera dispersa y en mínimas concentraciones.

Para extraer estos metales, es necesario moler la tierra y ponerla en contacto con sustancias químicas altamente tóxicas –cianuro o mercurio– que separan el metal y a cambio dejan agujeros extensos y profundos en el subsuelo, cerros colmados de desechos tóxicos y una amplia gama de efectos nocivos, culturales, ecológicos, sociales y patrimoniales.

Por ello, seguros que una población informada es un obstáculo para la minería de tajo, un grupo de especialistas encabezados por Paul Hirsch Martínez, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de Morelos, organizaron la exposición museográfica itinerante El oro o la vida. Patrimonio biocultural y megaminería: un reto múltiple.

Luego de su recorrido que inició en Morelos –en el Museo regional Cuauhnahuac, en la Universidad Autónoma del Estado, en Cuernavaca y Tepoztlán–, siguió en la Ciudad de México –en la Escuela Nacional de Antropología e Historia– en Veracruz y en Cuetzalan, la muestra llegó a la ciudad de Puebla.

El oro o la vida se exhibe desde la tarde del lunes 18 de abril en la Casa de las Culturas Contemporáneas, un nuevo recinto académico y cultural perteneciente al Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la UAP, que se ubica en la 2 Norte 1006, en el Centro.

Durante una entrevista, el investigador Paul Hirsch señaló que la exposición no es una “cruzada contra la minería” ni emite algún juicio moral, pues su objetivo primordial es el informar sobre los efectos de la minería de tajo abierto.

Dijo que al ser informativa, la exposición se propone como una opción frente a la campaña de desinformación que existe a nivel nacional, por lo que el hecho de que existan fuentes de información objetiva es determinante para la convicción de la ciudadanía.

“La exposición museográfica se inscribe en una corriente que implica entablar una relación de diálogo con la ciudadanía, apelando a la figura de un ciudadano informado, sobre todo en este tipo de temas que implican muchas dimensiones, problemáticas y vertientes para el país”, expuso Hirsch Martínez.

Explicó que la exposición “El oro o la vida”, echa mano del concepto de patrimonio biocultural que concibe a México como un país rico por su población, sus culturas, su clima, su flora, su fauna, sus paisajes y por supuesto sus minerales que, en conjunto, hacen posible la vida y las diversas culturas.

Dijo que la muestra está planteada en cuatro secciones: el Problema, para saber en qué consiste el conflicto actual del patrimonio biocultural y megaminería de metales; el Origen, de dónde proviene el problema cuyas raíces y en el desarrollo de las condiciones sociales, económicas y jurídicas propicias para el extractivismo ilimitado; los Efectos de esta práctica de manera masiva, las consecuencias diversas e irreversibles en los ecosistemas, en la salud colectiva e individual, en la dinámica social y cultural, económica y política; y Respuestas que el problema demanda, la participación imprescindible de los pueblos e individuos organizados, la respuesta necesaria de las instituciones y los ejemplos de resistencia que nacen en la participación colectiva y el compromiso individual.

En la exposición museográfica, expuso el investigador del centro INAH Morelosque se destaca la inclusión de maquetas con ejemplos específicos de minería a tajo abierto, en lo que se refieren a dos momentos: un escenario posible y el otro sobre el estado real en que se encuentra. Aparecen la explotación del Cerro San Pedro en San Luis Potosí que ha sido devastadora, otra que está avanzada en Carrizalillo, en Guerrero, y otra en Xochicalco, ciudad arqueológica que ha sido dañada por esta industria.

En suma, Paul Hirsch Martínez señaló que los ejemplos aparecidos en la muestra –que son mundiales– reflejan la forma en cómo el gobierno, en este caso la Secretaría de Economía, otorga concesiones para este tipo de economía de extractivismo radical sin consultar a los pobladores. “Eso es algo muy fuerte…, el problema es que la población no existe dentro de una normativa que es muy permisiva para este tipo de explotación. Esto llega al ridículo, como el hecho de que la secretaría otorga concesiones inclusive en zonas arqueológicas”.

Por ello, acotó, el perfil de la exposición es uno: informar y provocar –con la misma información– el involucramiento de la población, algo es sustantivo para detener la minería a tajo abierto. “Estamos entrando en la dinámica de considerar los interlocutores posibles que demanda el país. Consideramos que la ciudadanía es una buena idea para cambiar pero estamos ante una ciudadanía de bajo impacto y virtual; por ello, estamos apelando a la construcción de una ciudadanía crítica y propositiva a partir de la construcción informada”, concluyó.