La construcción de una mina en este estado mexicano pone la vida de estos cetáceos en riesgo, pues dañaría el entorno y las condiciones de vida, según denunció Haydée Rodríguez, del Programa de Protección Marina de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA). Las comunidades y personas que viven a lo largo de la ruta migratoria —y particularmente cerca de los santuarios de reproducción— han tenido un papel muy importante en su conservación. 

Fuente: Sin Embargo
Si se sumara la distancia transitada durante la migración de una ballena gris a sus 50 años de edad, habría recorrido el equivalente a un viaje de la Tierra a la Luna y de regreso.

Se trata de una de las migraciones más largas entre los mamíferos, ya que cada año recorre entre 15 y 20 mil kilómetros de ida y vuelta, desde los mares de Alaska y Rusia, hasta las aguas mexicanas de Baja California Sur.

La construcción de una mina en este estado mexicano pone la vida de estos cetáceos en riesgo, pues dañaría el entorno y las condiciones de vida, según denunció Haydée Rodríguez, del Programa de Protección Marina de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA).

En 2015 se registró la entrada de más de 2 mil 600 ballenas grises entre adultas y ballenatos, una cifra considerada como mejor promedio de los últimos 19 años, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

El avistamiento de ballenas es una actividad económica que representa una fuente de ingresos para las familias locales que viven del turismo sostenible en las Lagunas Ojo de Liebre y San Ignacio.

La compañía estadounidense Odyssey Marine Explorations planea llevar a cabo el proyecto minero “Don Diego” en la Bahía de Ulloa. Dicho proyecto dio inicio desde septiembre 2014, luego de que la empresa presentara su Manifestación de Impacto Ambiental ante la Semarnat.

El proyecto se ubica en una zona donde abundan tortugas marinas y el tránsito de población de ballena gris. Odyssey, a través de su filial Exploraciones Oceánicas, pretende dragar 91 mil hectáreas de fondo marino para extraer 350 millones de toneladas de arena fosfática del Golfo de Ulloa, según su evaluación de impacto ambiental presentado.

La superficie total a dragar del fondo marino sería el equivalente al 60 por ciento de la extensión del Distrito Federal y en volumen llenaría 264 veces el estadio Azteca en la totalidad del proyecto, como denunció el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda).

La mina “Don Diego”, como se le llamó, comprende cinco áreas de trabajo en una superficie de 91 mil 267 hectáreas, cada área explotada por 10 años, lo que se traduce en un proyecto de 50 años.

El proyecto de la mina usará barcos de dragado para obtener la arena fosfática, lo que producirá un gran ruido en el área y generará una “modificación del comportamiento vocal o reacción sorpresiva” en las ballenas, según lo señala la manifestación.

“Ese ruido pondrá en riesgo la sobrevivencia de las ballenas al causar cambios en su ruta migratoria y comportamiento e interrumpirá la lactancia de los ballenatos”, explicó Haydée Rodríguez, también Maestra en Ciencias Ambientales y Política Pública de la Escuela de Asuntos Internacionales de la Universidad de Columbia, Nueva York.

Es por ello que AIDA resaltó que en lugares como Nueva Zelanda y Namibia, tras analizar proyectos similares, los gobiernos negaron los permisos o decretaron una moratoria a este tipo de actividad hasta que se demuestre que no generará impactos graves.

“Los sedimentos tóxicos expuestos, el ruido y el dragado pondrán en peligro a la ballena gris y otras especies vulnerables de ballena -jorobada y azul-, así como a especies de tortuga que ya están en peligro como la caguama”, señaló la Organización no Gubernamental (ONG).

AIDA presentó comentarios ante la Semarnat y evidenció la necesidad de contar con información más detallada por parte de la empresa promotora de Don Diego sobre los impactos potenciales del proyecto.

“El Gobierno mexicano debería seguir ese camino (de Nueva Zelanda y Namibia) y aplicar el principio precautorio para evitar daños ambientales irreversibles. La Manifestación de Impacto Ambiental del proyecto carece de información importante sobre sus posibles impactos en el ecosistema marino y las medidas para evitarlos”, argumentó la ONG.