Una visita al municipio de Sipakapa, Guatemala, revela el impacto de la mina de oro Marlin, propiedad de la empresa canadiense Goldcorp. Al contrario de lo que afirma la empresa, los daños continúan.

Fuente: Alba Sud

A finales de 2013, los Fondos de Pensiones Suecos habían invertido 202 millones de coronas suecas (aproximadamente 30 millones de dólares) en la empresa canadiense Gold Corp, que a través su filial Montana Exploradora opera la mina de oro Marlin, ubicada en San Miguel de Ixtahuacan y Sipakapa, en el sierra occidental de Guatemala. Una mina rodeada de escándalos y violaciones en contra de los derechos humanos y con quien el Consejo Ética de los Fondos de Pensiones Suecos llevó a cabo un diálogo por varios años. Según los representantes de estos Fondos, las conversaciones fueron muy fructíferas y ahora presentan a Goldcorp como un ejemplo exitoso de su trabajo de incidencia. Sin embargo cuando Solidaridad Suecia – América Latina (SAL) y Alba Sud, visitamos el área alrededor de la mina el 10 y 11 de marzo de este mismo año, obtuvimos una imagen muy diferente de la situación.

“Gold Corp dice a la gente en otros países que ellos tratan de mejorar nuestra situación, pero eso no es lo que los pueblos originarios experimentan aquí en este lugar. Ellos simplemente nos hicieron más pobres. Contaminan la vida misma; el agua y el medio ambiente. Esto significa la muerte para las personas que vivimos aquí. ¿Es eso lo que ellos llaman mejorar?” Se pregunta Timoteo Vásquez.

Timoteo es una de las más de veinticinco personas que SAL y Alba Sud conocimos en una reunión con el Comité Maya Sipakapense. Aquí se reúnen los líderes comunitarios que representan a las comunidades organizadas contra Marlin en el municipio de Sipakapa, donde se encuentra la mina que ahora está tratando de ampliarse aún más. “Si los suecos respetan a sus semejantes no deben invertir en Goldcorp”, continúa Timoteo Vásquez.

Agua contaminada

Goldcorp afirma que el agua que liberan a los ríos ya no está contaminada, pero nosotros en la reunión escuchamos lo contrario. Pero en los días próximos a nuestra visita, la población de la zona encontró peces muertos que flotaban en el agua de un río cercano a la mina.

Un funcionario de salud municipal también nos dijo que el número de personas que buscan atención por enfermedades de la piel han incrementado en los últimos seis años. Esto se cree que está relacionado con la contaminación y la escasez de agua causada por las operaciones de la Mina Marlin. La mina consume 250,000 litros de agua por hora, equivalente al consumo de agua por 22 años, de una familia promedio en la zona [1]. Con los túneles construidos en las minas también se puede cambiar la dirección del agua dentro de la montaña. Sin embargo Golcorp declaró que el agua que utiliza la mina proviene de fuentes profundas en la corteza de la tierra y por lo tanto no afecta los embalses de abastecimiento de agua de los residentes locales. Pero los participantes en el Consejo Maya Sipakapense explican que al menos ocho fuentes de agua subterránea se han secado en Sipakapa desde que se inició la mina. Y el agua es necesaria no solamente para las necesidades diarias de niños y adultos, sino también para el riego de sus granjas, principal medio de sustento de la mayoría de la población.

“Aquí sobrevivimos con lo que la madre tierra nos da. Sembramos verduras y frutas. Eso es desarrollo para nosotros, porque de eso es lo que vivimos. Nuestro desarrollo está en peligro debido a que el agua desaparece. Esto significa el fin para nosotros”, asegura Alfredo Pérez, uno de los líderes de la comunidad que participa en la reunión.

La resistencia de las comunidades aledañas a la Mina Marlin, una vez suficientemente informadas sobre los impactos potenciales que podía tener, ha sido una fuente de inspiración para otras comunidades de Guatemala y el resto de la región que rechazan la minería.

Expansión y resistencia

En la medida que la mayor veta de oro en la Mina Marlin comienza a agotarse, ahora Goldcorp quiere expandirse en Sipakapa. La empresa ha obtenido ocho permisos de exploración aprobados en Sipakapa y están tratando de comprar tierras a los pobladores para poder iniciar los proyectos. Pero como la población ya haya sufrido numerosos problemas con la mina muchos se niegan a vender.

Desde el 11 de diciembre 2013 el Consejo Maya Sipakapense también lleva a cabo una batalla pacífica legal contra el Estado para demostrar que no tenía derecho a permitir que Goldcorp ampliara sus operaciones en Sipakapa, por el hecho de ser parte del territorio llamado Los Chocoyos, según información del mismo Consejo. Esta reclamación está basada en una consulta que las comunidades en resistencia organizaron el 18 de junio de 2005 en cual el 98.6% de los residentes votaron no a la minería en su territorio [2]. Según su derechos como pueblo originario establecidos tanto en la Constitución Política de la República de Guatemala como en el Convenio 169 de la OIT como pueblos originarios tienen “el derecho de participar de manera informada, previa y libre en los procesos de desarrollo y de formulación de políticas que los afectan”. Los resultados de la consulta fueron ratificados por un acuerdo municipal y entregados a los tres organismos del Estado y la Procuraduría de Derechos Humanos, entidad que en conferencia de prensa manifestó que estos eran válidos y que deberían ser respetados [3].

Sin embargo, la resistencia pacifica en Sipakapa no ha sido fácil y ha tenido fuertes repercusiones. Durante los años varias personas fueron detenidas y otras resultaron heridas a causa de un uso de la violencia desaproporcionado en la represión de las protestas [4]. El 14 de enero de este año la población local realizó una manifestación pacífica contra la expansión de la mina, pero la actividad fue reprimida y disuelta violentamente por los militares [5]. Las personas que SAL y Alba Sud encontramos nos contaron cómo los militares dispararon contra los manifestantes y que una persona fue herida de bala. Asimismo doce personas fueron arrestadas y enjuiciadas por varios crímenes que nunca cometieron. De acuerdo con ellos, esto es una estrategia para criminalizar la lucha en defensa de la tierra y el territorio, algo que se ha convertido cada vez más común en Guatemala. Según el Comisión Internacional de Juristas (CIJ) la criminalización de la lucha social es un crimen contra la libertad de expresión y la libertad de asociación, así como una táctica para desacreditar a los líderes sociales, desalentar a la gente de atreverse a organizarse, dividir a la población y obligar a los acusados a dedicar su tiempo a procesos jurídicos en lugar de a su lucha [6].

Cambios cosméticos

Según Goldcorp, a raíz de las críticas dirigidas en su contra en 2010, la empresa ha hecho una serie de mejoras. Entre ellas el desarrollo de una política de derechos humanos en común acuerdo con las organizaciones locales, la construcción de un hospital y la puesta en marcha de varios proyectos sociales [7]. Pero los residentes con quienes hablamos, nos dicen que el hospital no tiene medicamentos y tampoco especialistas que puedan tratar los problemas de salud causados por la misma empresa y que ninguna de las organizaciones que están en contra de la mina, fue invitada a los diálogos relativos a los derechos humanos. Consideran que lo que la empresa llama ayuda, no resuelve los problemas que la mina ha causado. “El que tengamos caminos pavimentados y semáforos en el centro no sopesa los problemas que amenazan la vida misma”, señaló uno de los miembros del Consejo Maya Sipakapense.

¿Qué pueden hacer los inversionistas en Suecia?

Domingo Hernández es miembro de la junta directiva de Waqib’ Kej, una red de organizaciones que ha acompañado y se ha solidarizado desde hace años con el movimiento de resistencia contra la Mina Marlin.Domingo cree que la manera con la que Goldcorp trata de poner parches a las heridas causadas a la naturaleza, por medio de cosas materiales, en respuesta a las críticas recibidas, entre otras de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, es clásica: “Parecía que Goldcorp hacia algo al respecto. Pero solo son cambios superficiales. Un hospital sin medicinas. Mochilas para los niños en la escuela y así sucesivamente.”

¿Qué crees que los ahorrantes de pensiones de Suecia pueden hacer para mejorar la situación de la población afectada por las actividades de Goldcorp?
“El único remedio es retirar sus activos de Goldcorp y de otras empresas transnacionales que se comportan como ellos. Las inversiones afectan el futuro de las personas alrededor de la Mina Marlin. ¿A qué costo se puede invertir para una jubilación segura? No retirar sus inversiones es lo mismo que explotar a la población aquí. Estamos hablando de violaciones a los derechos humanos. El derecho más fundamental es el derecho a la vida, pero también los derechos colectivos, derecho al agua, a la libertad de expresión y la libertad de asociación.”

En abril Waqib´Kej y Solidaridad Suecia – América Latina (SAL) escribieron una carta abierta a los fondos de pensiones suecos en conjunto, en la cual pedían que retiraran sus inversiones en Goldcorp y cambien su politica de ética. Estos todavía no han dado ninguna respuesta, pero el dirigente de Waqib´ Kej Mario Lopez, quien firmó la carta, pronto espera poder cuestionar a los responsables en persona. A finales de agosto irá a Suecia para realizar una gira informativa y de incidencia relacionada conlos problemas que causan los inversiones de los Fondos de Pensiones Suecos en Guatemala.

Mario López. Fotografía de Anna Nylander.

Notas:

[1] COPAE – Comisión Pastoral Paz y Ecología (2008). Informe anual del monitoreo y análisis de la calidad de las aguas.

[2] Yagenova, Simona; García, Rocío (2009). Guatemala: el pueblo de Sipakapa versus la empresa minera Goldcorp. OSAL, Buenos Aires: CLACSO. Año X, Nº 25, abril.

[3] Op. Cit.

[4] CIJ – Comisión Internacional de Juristas (2009). Criminalización de la protesta social. Pág. 27.

[5] Fuente: Rights Action

[6] CIJ – Comisión Internacional de Juristas (2009). Criminalización de la protesta social. Pág. 1.

[7] Fuente: Goldcorp, Myths of Marlin.

Este artículo se publica en el marco de la colaboración establecida entre SAL y Alba Sud.