La investigación del académico franco-ecuatoriano, William Sacher, una autoridad en temas ambientales, Ofensiva mega minera china en los Andes (Abya-Yala, 2017) es muy significativa para entender cómo se manifiesta en Ecuador. Ahí donde operan sus empresas, surgen problemas ecológicos y humanitarios de dimensiones incalculables. China ha escogido a América Latina, en particular a Ecuador y Perú, para implantar su gigantismo minero frente al cual los estados de ambos países se muestran impotentes para proteger la naturaleza, a sus habitantes milenarios y a los campesinos que sobreviven en la Amazonia.

Se trata de una verdadera guía para estructurar una política minera nacional responsable. Sacher recuerda que China es el mayor consumidor de minerales del planeta y el segundo de petróleo y un gran productor de metales. Pero, por más grande que sea este país- continente, China ya no encuentra en sus fronteras posibilidades de inversiones rentable.

Asimismo, sus productos y emprendimientos invaden el mundo ofreciendo posibilidades de engañoso beneficio a corto plazo, secuestrando la libertad mercantil y controlando territorios para explotarlos en su beneficio.

Ahí donde operan sus empresas, surgen problemas ecológicos y humanitarios de dimensiones incalculables. China ha escogido a América Latina, en particular a Ecuador y Perú, para implantar su gigantismo minero frente al cual los estados de ambos países se muestran impotentes para proteger la naturaleza, a sus habitantes milenarios y a los campesinos que sobreviven en la Amazonia.

Sacher recuerda la malhadada gestión de Correa, incondicional ante la mega minería transnacional, y plantea algo de rigor: quienes negociaron el petróleo y los minerales con China ¿tienen la competencia adecuada para manejar una real política de protección ecológica? Según su opinión y la de algunos expertos ecuatorianos, no tenemos una base científica propia y se actúa de acuerdo a normas que fijan empresas extranjeras.

Se subraya que las alteraciones al equilibrio ambiental acaban afectando a la región y al planeta, y que los pobladores de la Cordillera del Cóndor comparten hoy por hoy un destino fatal. Los proyectos Mirador y Panantza-San Carlos (extracción de cobre a cielo abierto) se localizan en territorios que ya no son de propiedad ecuatoriana sino china, aunque los señores históricos sean los shuar. Con ellos se ensañó Correa, marcando un hito de represión y retroceso.

Los shuar se asentaron en esa región hace unos dos mil años. Siempre han sido unos guerreros indomables: no se sometieron ni a los incas ni al colonialismo español y ahora siguen dispuestos a defender su tierra y su cultura.

El alto volumen de explotación que se propone no mejorará la economía nacional, y menos la popular y la de los shuar. La degradación del medio natural será mucho mayor que el desarrollo de las fuerzas productivas. La crisis ecológica alcanzará niveles catastróficos, debido a la magnitud y persistencia de la contaminación, y los problemas sociales sobrevinientes hacen pensar que las preguntas de la consulta sobre el asunto parezcan ingenuas y derrotistas.