A pesar de que la directora de la Agencia Nacional de Minería de Colombia aseguró que no se otorgará el título minero en el Valle del Cocora, el panorama ambiental en el Quindío por culpa de la minería es más preocupante de lo que se imagina.

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Por Laura Cruz publicado en Semana Sostenible
El oro del departamento del Quindío es color verde: allí se encuentran la palma de cera, el Valle de Cocora, parte del Parque Nacional Los Nevados, la Reserva Forestal Central y el Paisaje Cultural Cafetero, declarado por la Unesco como patrimonio de la humanidad, entre muchos otros. Los quindianos son conscientes de esto y no hay nada que los haga sentir más orgullosos de su región que la diversidad biológica propia de la zona cafetera.

Por eso ni la autoridades departamentales ni los ciudadanos entienden por qué el gobierno, en vez de proteger esta riqueza natural, entregó en los últimos años casi 80 títulos mineros, ni que actualmente esté estudiando conceder decenas más a multinacionales que quieren explotar otro tipo de oro: ese que para conseguirlo requiere convertir los bosques y montañas en un árido paisaje lunar.

El más damnificado es el municipio de Salento, al norte del departamento. Su mayor desgracia es ser rico en minerales, y que estos reposen bajo una inmensa biodiversidad. Por eso, no sorprende que allí la posible concesión de títulos mineros haya causado escozor. “Esto es una afrenta ambiental” dijo John James Fernández, Director de la Corporación Autónoma Regional del Quindío.

Como lo informó Semana Sostenible la semana pasada (Vea: El valle de Cocora, en vilo por posible explotación minera), Salento es un Distrito de Manejo Integrado que se estableció principalmente para la protección del agua y de la diversidad biológica, particularmente de la Palma de Cera del Quindío, el árbol Nacional de Colombia. De allí proviene más de la mitad del agua que consumen Armenia, La Tebaida, Circasia e incluso Cartago, en el Valle del Cauca.

Este Distrito equivale al 87% del total del territorio de Salento, pero según la Personería de Salento, hay más figuras de protección ambiental como el Sistema de Parques Nacionales Naturales, las Áreas Forestales Protectoras y las Reservas Naturales de la Sociedad Civil, en los que está prohibida cualquier actividad minera.

El oro que buscan las multinacionales suele encontrarse bajo el oro verde de las montañas y de las aguas limpias. Parece un chiste cruel. En Salento, según la Secretaría de Planeación Municipal, hay 11 títulos mineros vigentes que abarcan más de la mitad del territorio y que son propiedad, en su mayoría, de Anglo Gold Ashanti. En febrero y abril de este año la Agencia Nacional de Minería le avisó al Alcalde Juan Miguel Galvis que estaban en estudio dos concesiones más.

Ante esto, Tatiana Herrera, personera municipal, lanzó una campaña en redes sociales que invita a la gente a firmar en contra de la megaminería en Salento y una tuiteraton que se realizó el 9 de mayo.

A veces llegan cartas

Sin embargo, Salento no es el único pueblo con mala suerte en el Quindío. Entre marzo y abril llegaron a los municipios de Córdoba, Pijao y Génova cartas de la Agencia Nacional de Minería (ANM) que hacían las mismas advertencias sobre posibles concesiones en esas zonas. La paciencia de los quindianos se acabó y, como casi nunca se ve, todas las entidades departamentales, Ongs, alcaldes, ambientalistas y ciudadanos están de acuerdo en lo mismo y lo repiten a una sola voz: no a la megaminería.

El 3 de marzo llegó a manos del alcalde de Córdoba, Guillermo Andrés Valencia, una carta de la ANM en la que le avisaban que estaba en estudio la posible concesión de 1.626 hectáreas en su pueblo a la empresa Oro Barracuda SAS, para la extracción de oro, plata y sus concentrados. En 2015, el 18% de este municipio estaba concesionado, otro 28% estaba en trámite de serlo y ya la comunidad se había pronunciado en contra de estos proyectos, especialmente los mineros artesanales que durante años han ejercido su oficio allí sin afectar el medio ambiente.

A Pijao y Génova también llegaron estas comunicaciones pero la situación de estos pueblos es particular. Los dos son de los municipios del Quindío que tienen más títulos mineros otorgados en su territorio: cada uno tiene 20.

Pijao además fue reconocido en 2014 como el único pueblo “sin prisa” de Latinoamérica por la organización Cittaslow que promueve un estilo de vida saludable y respetuoso con el medio ambiente ¿Por qué? porque es un pueblo de menos de 50.000 habitantes (tiene 6.000), que prefirió la calidad de vida, la comida saludable, la cultura local, combatir el estrés y vivir en armonía con la naturaleza. Solo 221 pueblos del mundo hacen parte de esta lista.

Esta periodista quiso hablar con Eduardo José Amaya, Vicepresidente de Contratación y Titulación de la Agencia Nacional de Minería, pues él es el remitente de las cartas que llegaron al Quindío, pero no obtuvo respuesta.

Jonh James Fernández, Director de la Corporación Autónoma del Quindío, resume la situación en una frase: “basta con comparar las cartas de la ANM con la vocación del territorio en el Quindío para darse cuenta que la minería es incompatible con los intereses del departamento”.

También solo hace falta mirar a qué se dedican en el departamento, y en general en todo el eje cafetero, para notar que la palabra minería suena tan ruidosa e incómoda como los taladros que abren la tierra: además de cultivar café y otros productos agrícolas, el Quindío vive del turismo y del ecoturismo en particular. No por nada, a esta zona del país cada día llegan más adultos mayores nacionales y extranjeros a pasar, en medio de la tranquilidad que las ciudades no ofrecen, lo que les queda de vida.

Aun así, como lo muestra un mapa del Sistema de Alertas Tempranas de la Defensoría del Pueblo de 2015 (ver mapa), más de la mitad del departamento tiene títulos mineros vigentes y solicitudes pendientes, con un agravante y es que dichos proyectos están sobre la cordillera central, de donde baja el agua para el departamento. El único pueblo que por ahora se salva de la minería es Quimbaya.

Hay otra preocupación y es el hecho de que no hay certeza sobre el número exacto de títulos: en 2015, según la ANM había 78 títulos mineros vigentes y 54 solicitudes en todo el departamento; en el pasado mes de abril ambientalistas del Quindío recibieron información del Ministerio de Minas y Energía que aseguraba que en el departamento había 56 títulos vigentes y 56 solicitudes.

Ayer, el ex ministro de Ambiente Manuel Rodríguez publicó en su cuenta de twitter el mapa de títulos mineros que tiene la Secretaría de Planeación de Salento.

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Manuel Rodríguez B. ‎@manuel_rodb
#NoalaMegamineriaenSalento No permitamos la megaminería en el Valle de Cocora #YoDefiendoLaPalmaDeCera
21:59 – 9 Mayo 2016 · Bogotá, D.C., Colombia, Colombia
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Sin embargo, unos minutos después la ANM le respondió por la misma vía que ese mapa está desactualizado debido a que muchas de esas empresas se encuentran en proceso de renuncia a esos derechos.

“Esta diversidad de informaciones pone de presente algo: el Estado no tiene un control claro sobre la minería, hay un desorden terrible, inadmisible”, dice Néstor Ocampo, ambientalista del municipio de Calarcá.

Rotundo ‘No’

En las cartas de la ANM se aclara que los municipios tienen un plazo de 30 días para presentar estudios técnicos que avalen el rechazo de las solicitudes, una tarea prácticamente imposible de cumplir, según el Alcalde de Córdoba Guillermo Andrés Valencia. “Estos son pueblos pequeños con presupuestos de 5.000 millones de pesos anuales ¿De dónde vamos a sacar para pagar esos estudios? Además ¿Cómo se hace un estudio como el que pide la ANM en 30 días?”, dijo el mandatario.

El ambientalista Néstor Ocampo va más lejos en sus afirmaciones, pues para él las cartas de la ANM, en teoría, pretenden vincular a la comunidad en estos procesos para respetar su autonomía, pero por las condiciones que impone esa intención es un saludo a la bandera. “Las notificaciones no admiten un proceso de deliberación y decisión como dice la ley, sino que es una imposición de la Autoridad Nacional sobre las Entidades Territoriales”, señaló el experto.

Lo único que le queda al departamento del Quindío es unirse y oponerse a la locomotora minera. Y ya lo están haciendo; el alcalde de Córdoba Guillermo Andrés Valencia dijo que él no iba a permitir más proyectos de este tipo en su municipio.

Durante la reunión de empalme en el Ministerio de Ambiente, a la que invitaron a todos los directores de las Corporaciones Autónomas, el director de la entidad quindiana John James Fernández, aprovechó para manifestarle a Luis Gilberto Murillo, nuevo Ministro de Ambiente, la preocupación de todo el departamento sobre la posible titulación de más hectáreas en la región.

La Agencia Nacional de Minería informó ayer que, de los 42 títulos mineros otorgados en Córdoba, Salento y Pijao, un 70% está en proceso de renuncia por parte de las empresas y ninguno está en actividad actualmente. El otro 30% restante son títulos para materiales de construcción.

Por su parte, la firma Anglo Gold Ashanti le manifestó a Semana Sostenible que desde el 2014 inició la devolución de los títulos mineros que poseía en el Paisaje Cultural Cafetero PCC. Cabe resaltar que, de acuerdo a la información obtenida por este medio, el Paisaje Cultural Cafetero es apenas una parte del departamento del Quindío ubicada entre los 1.200 y 1.800 metros sobre el nivel del mar. Los contratos de concesión minera que preocupan al departamento se encuentran más arriba, en la parte alta de la cordillera central y solo afectan tangencialmente el área del PCC. El Valle de Cocora no hace parte del Paisaje Cultural Cafetero.

Parece que los quindianos están dispuestos a agotar todas las opciones para que no haya más proyectos de gran minería en su departamento, incluso si eso implica, como lo dijo el gobernador Carlos Eduardo Osorio, amarrarse a una palma de cera.