Bolivia resolvió el miércoles no pagar compensaciones económicas al grupo suizo Glencore por los derechos de explotación de la mina de estaño y zinc Colquiri, la que nacionalizó para poner fin a una larga disputa entre trabajadores del yacimiento y cooperativas mineras.

Fuente: Reuters

20/06/2012. El Gobierno izquierdista de Evo Morales, que rescindió su contrato de arriendo y de riesgo compartido con Glencore, anunció en un decreto que solo reconocerá en favor de la filial local de Glencore, Sinchi Wayra, el valor de la maquinaria y los insumos almacenados en la mina, menos las deudas de la empresa.

Con la medida presidencial, el control del yacimiento vuelve a manos de la corporación estatal Comibol, 12 años después de su privatización .

La “nacionalización” dejaría sin efecto las negociaciones entre el Ejecutivo boliviano y Glencore para modificar los contratos de explotación de las minas, que controla la firma suiza y sustituirlos por contratos de asociación con mayoría estatal.

Representantes de Sinchi Wayra no quisieron hacer comentarios inmediatos sobre la medida.

El Gobierno de Morales -que ya nacionalizó hidrocarburos, telecomunicaciones y eléctricas- presentó esta operación como modelo de una nueva política minera controlada por el Estado, pero con espacio para otros actores.

“Los opositores nos dicen ‘no tienen política minera’, porque para ellos la minería es entregar todo a los extranjeros. Pero la política minera es ésta: Estado, sistema cooperativo, inversión privada nacional y extranjera (.), la propia Constitución lo manda”, dijo el vicepresidente Alvaro García.

El decreto dispone que una cooperativa que ya explotaba una parte del yacimiento de Colquiri podrá continuar sus labores bajo control de la corporación estatal.

García firmó el decreto en reemplazo de Morales, quien asiste en Brasil a la cumbre Río+20 de Naciones Unidas sobre desarrollo sustentable.

SEGUNDA NACIONALIZACION MINERA

Varias minas, que pertenecen a Comibol desde una nacionalización en 1952, son gestionadas por Glencore y otras firmas privadas que se adjudicaron contratos de explotación en un proceso privatizador que partió a fines de la década de 1990 y que Morales ha propuesto revertir mediante cambios a los contratos.

García dijo que esta “segunda nacionalización” minera, que había sido planteada en el 2007 por Morales pero chocó con el rechazo sindical, afectará sólo a yacimientos que pertenecen al Estado y que fueron concedidos en alquiler o bajo riesgo compartido a privados.

El sistema dejaría fuera del proceso a la mina San Cristóbal, la mayor productora de plata, zinc y plomo del país, desarrollada como inversión directa por la estadounidense Apex Silver y que actualmente es parte del grupo japonés Sumitomo.

Las tres minas de Glencore -Colquiri, Porco y Bolívar- habían sido escogidas por el Gobierno para ser las primeras en las que se aplicaría un cambio de contratos concertado, que dejaría en manos de Comibol la mayoría accionaria y el control de la operación.

“Hoy estamos firmando un gran decreto, por un doble motivo. Estamos recuperando una empresa que era del Estado y vuelve a manos del Estado, también resolviendo democráticamente la contradicción entre dos sectores del pueblo boliviano, cooperativistas y asalariados”, dijo García.

Ambos sectores se habían enfrentado incluso con violencia por el control de Colquiri, en un conflicto que paralizó durante tres semanas a la mina andina a 200 kilómetros al sur de La Paz, con pérdidas de producción calculadas oficialmente en al menos 10 millones de dólares.

El líder de la Central Obrera Boliviana, Juan Carlos Trujillo, quien encabezó una ruidosa delegación de mineros que asistió a la firma del decreto, dijo que la “recuperación” de Colquiri era un triunfo para los movimientos sociales.

“Hemos demostrado que tenemos la capacidad suficiente para resolver los problemas de nuestro país, evitando nuevos enfrentamientos”, dijo en aparente alusión a otro choque violento entre mineros asalariados y cooperativistas que dejó 17 muertos en el 2006, el primer año de gestión de Morales.

La minería, soporte histórico de la economía boliviana, ha quintuplicado su producción en el último quinquenio, con exportaciones de casi 3.500 millones de dólares en el 2011, solo por debajo de las ventas de gas a Argentina y Brasil.

Colquiri produjo el año pasado unas 2.000 toneladas de estaño en concentrados.