Más de 10 mil vecinos de El Bolsón, lo que equivale a la mitad de la población de esa localidad rionegrina, volvieron a movilizarse por el centro de esa ciudad este sábado 7, para rechazar el loteo de 850 hectáreas de una reserva natural que la Municipalidad le entregó a una empresa vinculada a Joe Lewis, un magnate británico y amigo declarado del presidente Mauricio Macri, donde se prevé construir una villa turística. La decisión, según denuncian, va a contramano de una orden judicial vigente, así como también de la legislación medioambiental que protege a esas zonas.

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Fuentes: Página/12 y Télam

“Fue glorioso”, sintetizó a Página/12 Jorge Ronco, miembro de la asamblea. “Fue algo desmesurado, hubo más de 12 cuadras llenas de gente”, dimensionó. La movilización superó las expectativas de los organizadores, que en diciembre pasado habían recibido el apoyo de 5 mil vecinos, en lo que hasta entonces había sido la cuarta de repudio al loteo en la reserva natural Pampa del Ludden.

Bajo la consigna “No al loteo de la reserva natural”, organizaciones ambientalistas, asociaciones vecinales, gremios y agrupaciones políticas partieron en la caravana que rodeó la ciudad desde la plaza Pagano, donde miembros de la Asamblea en Defensa del Agua y la Tierra recolectaron firmas de apoyo para el recurso de amparo que se presentará el lunes próximo.

Exigen al intendente Bruno Pogliano que dé marcha atrás con esa medida que pretende urbanizar un territorio protegido y, además, deja en manos de una empresa privada, Laderas S.A., una reserva de agua de la que dependen productores locales.

Según los testimonios audiovisuales, hubo gente llorando de la emoción, murgas y varios artistas locales que se solidarizaron con la convocatoria que data desde 2011, cuando el entonces intendente Oscar Romera aprobó el loteo. En 2013, la gestión de Ricardo García anuló esa medida por haber sido firmada sin la audiencia pública previa que la Justicia había frenado por considerar que el loteo no respetaba la legislación ambiental vigente.

A pesar de tratarse de un reclamo contra la comuna, la mitad de la población de El Bolsón que ayer sacudió toda la ciudad decidió que la movilización no pasaría por la Municipalidad. “No quisimos tener ningún tipo de confrontación”, dijo Ronco y añadió con ironía: “Solo les estamos agradecidos (a las autoridades comunales) por habernos unido en una nueva conciencia con el objetivo de cuidar la naturaleza”.

No solo asistieron vecinos del centro de El Bolsón. También fueron paisanos, productores del interior del pueblo, turistas y vecinos de Villa la Angostura, Bariloche y otras ciudades de la Comarca Andina.

Un abrazo al acampe

Desde que el 16 de diciembre del año pasado el Concejo Deliberante aprobó la entrega de las tierras al británico Lewis (quien en esa provincia también es propietario de hectáreas donde está el Lago Escondido, y cuyo acceso le es prohibido a cualquier persona), varios vecinos y estudiantes de la Universidad Nacional de Río Negro instalaron un acampe en una plazoleta ubicada en San Martín y Belgrano para hacer permanente el rechazo al loteo y, a la vez, para informar a quien se acerque hasta allí sobre los pormenores del conflicto.

“Pensamos que el acampe que se realiza desde mediados de diciembre permitió visibilizar el reclamo e informar a la gente. Fue una medida impactante. Por allí, pasan abogados que dan charlas. Nos han acompañado artistas. Rally Barrionuevo se enteró de nuestra lucha, se hizo presente en el acampe y ofreció un recital”, expresó De Líbano.

Pasadas las seis de la tarde, un mar de banderas argentinas, mapuches y wiphalas coronaban una marcha que los organizadores calcularon en más de siete mil personas. La gente –jóvenes en abrumadora mayoría– llegaba hasta la Avenida San Martín, frente al paseo de artesanos, disfrazada, con la cara pintada, haciendo sonar panderetas, cantando coplas o en grupos de batucadas. No hubo un sólo petardo, ni un solo bombo. Tampoco –salvo excepciones como el Partido Obrero– hubo banderas partidarias. Un grupo levantaba a contrarreloj un escenario para los recitales nocturnos. Otro, intentaba encuadrar a los curiosos dentro de los márgenes de la columna, que estuvo nutriéndose durante una hora antes de emprender camino. A contramano de la costumbre de las marchas del área metropolitana, no se hizo epicentro en un organismo público: el cierre fue en el acampe que hace 23 días sostienen un grupo de vecinos en la Plaza San Martín. La desconcentración también fue inusual, por lo lenta: concluyó en un abrazo colectivo y al canto de “si este no es el pueblo, el pueblo dónde está”, como si se tratase de un ritual.

“Los ricos se quieren llevar el agua que es de todos”, intentaba explicarle Silvia a sus nietos, a los que llevaba de la mano. Como muchos de los manifestantes de ayer, Silvia no vive en El Bolsón, pero tiene un lazo sentimental con el lugar: allí nacieron sus dos hijos y también sus nietos. “Conozco este lugar desde mucho antes que llegaran los magnates a comprarse las tierras y querer despojarnos de todo. Pero creo que más que ellos, el problema son los funcionarios cómplices que los dejan hacer”, le dijo a este diario.

Cerca suyo, se desplegaba uno de los espectáculos de la marcha: los agricultores del Fonaf, afectados directamente por el proyecto, se sumaban a la marcha montados en sus caballos y en un par de tractores y cosechadoras. “El proyecto de Lewis afecta a la economía de los pobladores, porque nosotros vivimos de la tierra. En nombre de un falso progreso, vienen a defender compromisos y negocios que ya tienen a nivel nacional y amenazan lo que nosotros estamos construyendo con esfuerzo y no queremos perder, que es el buen vivir. Decidimos tener un municipio limpio y así lo vamos a defender”, indicó su referente, Alicia Roldán.

“El loteo es justo donde se dividen las aguas, que llegan hasta el Lago Puelo”, explicó Justo Pozo, de la comunidad Mapuche Meuenché, mientras señalaba los cerros del límite con Chile. Justo cría ovejas y animales de corral y produce frutillas. “Los ríos son nuestras vías de riego, que vienen del glaciar. Sin eso no tenemos agua ni para los animales”, indicó preocupado. Aunque se mostró confiado en que “la presión de la comunidad” va a ser cambiar de opinión a las autoridades.

“Somos agua”, se leía en uno de los carteles colgados en el acampe sobre la Plaza San Martín, que fue la llegada pero también el punto de partida de la marcha. Desde temprano circularon las voces de solidaridad por la radio abierta, sostenida por comunicadores de la zona organizados en la Red Nacional de Medios Alternativos y en Farco. La plaza está sitiada desde hace 23 días por una veintena de carpas, donde se turnan para dormir unos cien acampantes, que durante el día reciben la solidaridad de los vecinos. “Nos traen arroz integral yamaní, yerba orgánica, cereales, baldes de miel, muy del lugar”, describe entre risas Lucía, de 24 años, nacida en El Bolsón. “Hace cinco años que estoy en esta lucha. Es la primera vez que veo un compromiso tan grande de la comunidad”, concluyó.

El modelo de desarrollo en confrontación

El conflicto se inició cuando trascendió que una empresa vinculada a Joe Lewis a través de su mano derecha, Nicolás Van Ditmar, planeaba construir un country, una cancha de golf y un centro de esquí en Pampa Ludden, sobre el cerro Perito Moreno. El emprendimiento, señalan los vecinos, afectará más de 800 hectáreas de bosques nativos, parte de la Reserva de Biosfera Andino Norpatagónica de la Unesco. Además, impactará negativamente en la economía de los pequeños productores de la zona, que dependen de la reserva de agua que se acumula en esa zona. La empresa interviniente es Laderas del Perito Moreno S.A., cuyo propietario es Maximiliano Mazza, cuñado de Van Ditmar. En una escandalosa sesión a fin del año pasado, que terminó con la policía de Río Negro prohibiendo la entrada del público y reprimiendo, el Concejo Deliberante local aprobó un acuerdo para la cesión de esas tierras entre el intendente, Bruno Pogliano, y la empresa a nombre de Mazza.

La pelea de fondo entre los vecinos en protesta y la municipalidad es el modelo de ciudad. “Este loteo se pretende hacer en un acuífero donde nacen arroyos y vertientes –señala a PáginaI12 Jorge Ronco, referente de la Asamblea por la Tierra y el Agua y que vive en el Bolsón hace 22 años–. Estamos hablando de 15 mil hectáreas de bosques nativos, donde hoy hay pequeños productores agrícolas que trabajan el lúpulo, el trigo, el centeno. Es un estilo de vida. Mucha gente ha venido buscando un estilo de vida diferente, como yo, a buscar un lugar de paz. Eso se da en este tipo de chacras, en el que tu vecino más cercano está a cien metros. Eso es lo que está siendo amenazado”.

Uno de los pasos siguientes en la lucha de las organizaciones es la presentación de un amparo judicial contra el loteo. Esa vía tuvo éxito anteriormente para frenar negocios de Lewis en la zona, como la central hidroeléctrica que se propuso construir sobre el río Escondido. El problema es que Lewis no acata las decisiones de la Justicia. Algo similar plantea Greenpeace a la hora de aplicar la ley de bosques: al no existir la figura de delito penal por la tala, la única vía para frenarlos termina siendo la resistencia civil. “El Gobierno tiene que escuchar a la gente y no ser cómplice de la destrucción de nuestros bosques y humedales. Éste y otros tantos casos demuestran que necesitamos en forma urgente la sanción de una Ley de Delitos Forestales que penalice a empresarios y funcionarios involucrados en la deforestación ilegal”, plantó Hernán Giardini, responsable de bosques de Greenpeace, que ayer acompañó el reclamo.

En diciembre pasado, Pogliano, quien durante su campaña a intendente se había comprometido a no permitir el loteo, llamó a la audiencia pública frenada por la Justicia y luego emitió una resolución que permitía el loteo, con el aval del Concejo Deliberante local. Legisladores nacionales y provinciales rechazaron la medida y pidieron que se revea. Hasta ahora, no hubo señales del jefe comunal en ese sentido.

“No se respetaron esas reservas naturales como así tampoco la medida de no innovar del Superior Tribunal de Justicia. Todavía la cámara competente no se ha expedido al respecto”, explicó Felicitas De Líbano, a través de un comunicado publicado por la asamblea.

Un grupo minoritario

La columna avanzó con cánticos, bailes y tambores y tuvo una parada obligada frente al estudio contable del intendente Bruno Pogliano que permanecía con la custodia de cinco policías. Antes de la marcha el intendente dijo a “Río Negro” que respeta el derecho a manifestarse de la gente aunque consideró que es un grupo “minoritario” el que rechaza el proyecto.