Diez tesis para el discernimiento ético. Por Carlos María Pagano Fernández *

La UNSa, ¿”hace plata” con la contaminación y la muerte?

Diez tesis para el discernimiento ético.

1.- Toda acción humana, por serlo, es una acción moral. La cuestión de la aceptación o no de los fondos de la minera Bajo la Alumbrera, tiene como acción humana que es, velis nolis, una dimensión ética de la que es absolutamente imposible escindirse. Recibir o no el dinero porque hay una ley que establece esa “repartija” podrá ser legal, pero también conlleva una valoración desde lo ético. Esta dimensión es decisiva.

2.- Toda acción humana tiene una dimensión bioambiental, incluso si se tratara, como en este caso, de recibir papeles llamados “dinero”, y que sirven para torcer voluntades a diestra y siniestra, o si se trata de legitimar directa o indirectamente tecnologías “de muerte”.

3.- No existen tecnologías éticamente neutras. El nivel de humanización o de deshumanización de las tecnologías enjuicia su nivel ético. La universidad tiene la obligación ineludible de apuntar a lo más humano, dando testimonio de ello incluso con su libertad frente al “poderoso caballero/ (que) es don dinero”.

4.- Lo legal no necesariamente es moral. Dicho de otro modo: la ética está por sobre lo jurídico. Algo puede ser legal y, a la vez, totalmente antiético. Que recibir el dinero de la minería hipercontaminante y que provoca incremento de más del 600% de la cuota de cáncer en Andalgalá, Catamarca, parezca o llegue a ser legal, no significa que por ello sea ético. La universidad tiene la obligación o “deber de estado” de integrar el planteo moral en la cuestión de los dineros que haya o no de recibir. La separación de ambos aspectos podría inscribirse en un cinismo pseudocientífico, para justificar la aceptación de un plato de lentejas a costa de la ética.

5.- Justificar la recepción por una burda y pobre cuestión “de caja”, representa un vaciamiento ético inaceptable, más por un colectivo de “altos estudios” y de “alta formación” de profesionales. La universidad se rebajaría a la más cuestionable desautorización de su accionar en caso de pretender desligarse, por crasos motivos de dinerillos, de aquello de lo cual no puede desligarse: su responsabilidad moral.

6.- Aceptar fondos que el Doctor Honoris Causa de la misma UNSa, Adolfo Pérez Esquivel, llama “fondos de muerte” es asociarse con esa actividad “de muerte” de la minera Bajo la Alumbrera. De hacerlo, la universidad se encolumnaría en la justificación ética de una actividad “ecogenocida”, y esto como enseñanza de “alta escuela”.

7.- Sabido es que el “huracán” de la depredación minera a cielo abierto en la Argentina y en toda Abia Yala sólo es posible en un contexto legal de corrupción política generalizada. La aceptación de esa forma productiva mediante la aceptación de la “platita legal” de la minera por parte de la universidad legitimaría necesariamente las formas corruptas del ejercicio político. La universidad, financiada por el mismo pueblo, debe poner en evidencia dichas prácticas y debe “dar cátedra” de alternativas a esas políticas suicidas mediante hechos, como puede hacerlo privando a las mismas de su legitimación por la recepción de esos fondos.

8.- La resolución de la Facultad de Humanidad de la UNSa de rechazar unánimemente esos “macabros” dineros sentó cátedra al respecto: la universidad no puede desconocer ese sólido antecedente ético académico mediante artilugios analíticos inviables e írritos.

9.- De aceptar aquellos “fondos de muerte” de una actividad privada, la universidad legitima su vaciamiento como “cosa pública” en dirección a la “autarquía” presupuestaria y al des-financiamiento estatal de su actividad, con el término final de su privatización, uno de los negocios más lucrativos previstos por los “carteles” financieros mundiales y a los cuales apuntan a nivel del “huracán de la globalización” los designios de los condicionantes políticos para nuestros estados nacionales en dependencia.

10.- Antes que, al decir de la sabiduría tradicional de nuestro pueblo, “el cerro se enoje” por la minería a cielo abierto hipercontaminante, conviene que la ética no “se enoje” contra la docencia académica del más alto nivel, como suele decirse del nivel de las universidades, y entonces, con la “sabiduría que viene de esta tierra”, según expresa nada menos que el escudo de la UNSa., preferir postegar los “dinerillos” rechazándolos con limpieza, antes que hipotecar la condición “rectora” del hacer universitario y con ello liquidar su credibilidad, ganada en la defensa de derechos humanos y ambientales, de pueblos originarios y de reservas naturales de la provincia.

Los jóvenes y el pueblo todo, que financia la actividad académica de la UNSa, esperan un obrar a la altura ética de la libertad y de la independencia como testimonio de un mañana más humano y menos sometido al poder del dinero.

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Carlos María Pagano Fernández pertenece al Claustro de graduados de la UNSa, es Profesor y Licenciado en Filosofía por esa casa (1978 y 1982 respectivamente) y Doctor en Filosofía por la Rheinsch-Westfälische Technische Hochschule Aachen (Aquisgrán), Alemania (1999). Está a cargo de las cátedras de Ética y Filosofía de la Religión en la Universidad Católica de Salta, e Introducción a la Filosofía en el Profesorado de Ciencias Políticas de la Escuela Normal (Salta). Es miembro del Consejo Provincial por el Cuidado del Agua – Salta- y de la Junta Promotora del Agua, Salta. Sobre este punto publicó La UNSa y el macabro dinero de la minera multinacional, entre otros múltiples sitios, en: http://argentina.indymedia.org/news/2009/09/692198.php, y Pérez Esquivel y la UNSa. El dinero de la minera procesada por delitos federales, en http://argentina.indymedia.org/news/2009/09/693405.php