Califican a la agricultura como actividad complementaria. Ocho cámaras industriales mendocinas emitieron un documento conjunto que presentan como estrategia para 50 años. Lo extraño es que en el programa planteado se manifiestan a favor de un cambio en la matriz productiva de la provincia, cuyas actividades primarias, en las que el sur es un protagonista indiscutido, quedan relegadas a un segundo orden, casi proponiendo que vivan de subsidios y compensaciones que les darían los ganadores del modelo.

Fuente: Diario San Rafael
El proyecto ha sido denominado “La Mendoza del futuro” y se presentó durante el 70 aniversario de Asimet, la Cámara de Empresarios Metalúrgicos, entregándosele una copia al ministro de la Producción, Marcelo Costa. Además de los metalúrgicos, participaron en la confección del Plan Industrial la cámara de empresas petroleras (Camespe), la cámara de empresas mineras (Camem), los industriales gráficos (Ugar), los principales bodegueros exportadores (Bodegas de Argentina), las empresas tecnológicas (el polo Tics) y las cámaras territoriales, como la del carril Rodríguez Peña (Aderpe) y la Cámara de Comercio e Industria de San Martín, junto al PASIP (parque multimodal de Palmira).

Es muy llamativo que el proyecto plantee “la creación de un fondo de sostenimiento de los precios agrícolas con recursos de la minería y el petróleo para proteger a los pequeños productores”. Es decir que el agro debe recibir un sostenimiento con dinero que vendría de la minería, a la que se le abren completamente las puertas sin pensar en que, precisamente, el daño al medio ambiente pone en riesgo esa agricultura que debería sostener. Con este programa, el sur estaría condenado a la pobreza, ya que los agricultores vivirían de un “fondo de sostenimiento” y no de una revalorización de sus productos, como corresponde.

Es curioso que en un mundo donde el valor estratégico de los alimentos es cada vez mayor y se vuelve un recurso de un enorme poder, para los que piensan pomposamente el futuro agrícola de Mendoza sea meramente un sector a mantener por otros, una hermanita pobre. De hecho, en la concepción del trabajo de este curioso proyecto aparece como “actividad complementaria”, es decir que son más importantes los minerales que los alimentos.

También proponen la creación de una Agencia de Protección Ambiental que evite que existan daños por las prácticas industriales y la premisa de que, dentro de 10 años, todas las empresas industriales, desde pymes a grandes, estén radicadas en parque industriales.

La única mención al sur mendocino, como expresión de deseos, es “la necesidad de crear una zona de radicación de empresas en Pata Mora, en el sur de la provincia, donde el desarrollo del petróleo, la minería, la metalmecánica y los servicios deberán instalarse y aprovechar la potencialidad de la región de la mano del desarrollo de Vaca Muerta, y la posibilidad de que regrese Vale a explotar Potasio Río Colorado, o se construya portezuelo del Viento, entre otras obras.

El plan dice “el desarrollo de la industria minera en condiciones de sustentabilidad económica, social y ambiental nos dará recursos que necesitamos para el sostenimiento de otras actividades de menor renta, pero de gran impacto en el desarrollo territorial”.

Sin ir más lejos, los números de San Juan, entregada de manos abiertas al mundo minero, desmiente que eso pueda verificarse.