Desde hace un par de meses, viene creciendo el “lobby” por el desarrollo de la energía nuclear y la industria uranífera en el país. Existe una fortísima oposición de la comunidad y de que todavía no se ha concluido con la remediación de los pasivos ambientales que dejó la explotación minera uranífera en el departamento.

Fuente: San Rafael

La puesta en marcha de Atucha II por parte del ministro de Planificación Julio de Vido, con fuerte apoyo de la presidenta de la Nación (hubo una cadena nacional en vivo), muestra que el plan nuclear está más vivo que nunca, y que la propuesta para su desarrollo avanza.

La falta de energía que vive nuestro país ha llevado al Estado a apostar a la energía nuclear como una salida, pero esto implica apostar al desarrollo de las centrales como la de Zárate y –por sobre todas las cosas– recuperar la explotación uranífera en el país, debido a los altos precios que significa la importación de esta materia prima.

Hay que recordar que, a mediados de los ’90, se había generado un desinterés por esta actividad, ya que entonces era más fácil traer el uranio del extranjero que explotarlo en nuestras tierras. En la actualidad la ecuación se ha invertido, y buscar uranio en otros países cuesta mucho. Ahora, el gran desafío es la reapertura de Sierra Pintada.

A pesar de que existe una fortísima oposición de la comunidad, y de que todavía no se ha concluido con la remediación de los pasivos ambientales que dejó la explotación minera uranífera en el departamento (hace pocos meses Irrigación impuso una multa por contaminación de un afluente del Diamante), el objetivo es claro y apunta a reabrir.

En ediciones anteriores, hacíamos hincapié sobre el “lobby” que realiza la Comisión Nacional de Energía Atómica para poner nuevamente en funcionamiento Sierra Pintada. Luego de muchos años de silencio, se volvió a hablar de la remediación en suelo sanrafaelino, y hasta se la promociona en los principales medios del país, como ocurrió con la oficialista Revista Veintitrés. A eso hay que sumarle la charla en la UNCuyo sobre remediación de pasivos ambientales.

La CNEA acaba de sacar una nueva edición de su revista interna, donde dedica varias páginas a “engrandecer” el trabajo que hacen en el complejo uranífero para su remediación, y a destacar la importancia de su reactivación para el plan nuclear.

Diario San Rafael pudo acceder al último número de Energía Interna, cuya nota central se denomina “Energía y el cuidado del medio ambiente” y hace hincapié en Sierra Pintada, aunque sin mencionar los problemas ambientales que ha dejado el complejo en San Rafael, con las toneladas de material radioactivo acumuladas en la zona.

“En Sierra Pintada se ha logrado un significativo avance en el mejoramiento del cuidado ambiental, gracias a la construcción del Dique 8-9, que contribuye al inicio de la gestión de pasivos ambientales en disposición transitoria”, plantea la CNEA para “vender” la nota de tapa, que también afirma que se “recorren las obras que se realizan en el Complejo Minero Fabril, donde la CNEA avanza en su firme compromiso por el cuidado ambiental”.

REAPERTURA

“En el año 2003, por iniciativa del Gobierno nacional a través del Ministerio de Planificación Federal, comenzaron los esfuerzos por reintegrar el Complejo a la actividad. Las tareas para la gestión de pasivos ambientales, provenientes de las actividades minero-fabriles llevadas a cabo durante la etapa operativa del CMFSR, hoy resultan prioritarias para la CNEA que, con el lanzamiento del Plan Nuclear Argentino en 2006, aumentó la proyección de trabajo en uno de los lugares que más importancia tuvo para la soberanía energética en la historia del país”, destaca el artículo que muestra a las claras que el objetivo es reintegrar la mina a la actividad.

ENERGÍA Y DIQUES

Uno de los argumentos sobre la necesidad de energía en el país plantea que “El CMFSR proveyó durante más de dos décadas el uranio indispensable para que funcionen las centrales Atucha y Embalse, generando la misma electricidad que necesitaría la región Cuyo para abastecerse durante 43 años”, tratando de mostrar los beneficios de la reapertura.

Actualmente, se construyen los diques 8 y 9, que apuntan a la estabilización mecánica de precipitados sólidos con estériles y marginales. El proyecto d consiste en la reimpermeabilización de un área anteriormente utilizada para evaporar efluentes líquidos y acumular sólidos precipitados para su tratamiento final, un “avance para continuar con las otras etapas en pos de la gestión de pasivos ambientales”.