Un informe de la Fundación Patagonia Tercer Milenio (FUNPAT3MIL) revela que el estudio de zonificación realizado por la gestión de Mario Das Neves tiene un carácter pro minero y carece de datos confiables. (1)

 

Fuente: Fundación Patagonia Tercer Milenio

08/01/2012. Lo observado por FunPat3Mil sostiene que algunos pasajes del informe oficial “parecen el resultado de copias de folletos del sector minero, más que partes de un documento gubernamental”. Además el trabajo sostiene que muchas de las falencias del texto están relacionadas con que, fue llevado a cabo sin la participación de especialistas ambientales.

Asimismo la FUNPAT3MIL indica que, a pesar de las carencias por la falta de información que presenta, el Ejecutivo pretende darle el carácter de mapa ambiental minero cuando no toma en cuenta, como variable de análisis, las exploraciones y explotaciones que se registran en la provincia. El informe, escrito por profesionales de la Fundación entre quienes se encuentra el Ingeniero Ariel Testino, Máster en Gestión y Auditoría Ambiental, también indica que “el estudio enuncia caracterizaciones a partir de valoraciones que no tienen sustento por los análisis insuficientes del ambiente que efectúa, así como por los inadecuados criterios de evaluación utilizados”.

La zonificación fue presentada hace dos semanas y divide a la provincia en cinco zonas según la sensibilidad socio-ambiental: muy baja, baja, media, alta y muy alta. Según el estudio, la región con mejores características para el desarrollo minero, es la meseta central. Paradójicamente, el mismo lugar donde las empresas plantean desarrollar la extracción de minerales en los próximos años.

La información

El informe oficial reconoce en sus contenidos que “La información disponible en el sector público presenta importantes vacíos…”, todo lo cual “…provoca incompatibilidad de datos por falta de estándares o acuerdos generalizados de trabajo”, este es uno de los primeros párrafos del estudio de zonificación presentado por la Secretaría de Hidrocarburos que dirigió Luis Tarrío, durante la gestión de Das Neves como gobernador. A pesar de esto los responsables del trabajo gubernamental “continuaron con el desarrollo del estudio y le dieron la característica de un mapa que divide entre regiones, dónde se podría llevar a cabo la actividad y en qué lugares no”.

Asimismo, remarca el informe de la Fundación, “se reiteran oraciones que por su inconsistencia, su inconexa redacción y su fuerte sesgo pro-minero, parece el resultado de meras copias de folletos de ese origen, antes que partes de un documento gubernamental”.

Además, destaca la “ausencia de un listado de los organismos provinciales consultados, así como de la información clave que aportaron, y de la metodología de consulta a los entes estatales que sirvió de cuestionario para establecer la existencia de lugares restringidos para la actividad minera”. Esto demuestra, según el equipo de la Fundación, el “notable grado de superficialidad y subjetividad con que se atendió ese trascendental aspecto”.

Los mapas

La FUNPAT3MIL también sostiene que de los 14 mapas de base que se relevaron y sistematizaron: “Solo la mitad de ellos están actualizados dentro del período del trabajo en que se realizó el informe, entre los desactualizados figuran algunos de trascendental importancia en materia de información ambiental, como es el caso de precipitaciones pluviales del Chubut y de desertificación, ambos datados en 1975 y por tanto carentes de vigencia”.

Además observa que “la otra mitad corresponde a períodos que van desde 1975 hasta 2006 y solo uno hace referencia a materia minera. Por otra parte, el conjunto carece de capas de información, objetivamente necesarias, para poder caracterizar al trabajo como un mapa ambiental sobre la actividad”.

El uso de la información

Esta limitación lleva a realizar el Mapa Ambiental Minero gubernamental, con solo cuatro capas de informaciones temáticas: presencia de agua superficial, presencia de actividades económicas, deterioro del suelo, valor paisajístico o sensibilidad visual. Antes de realizar la superposición de estos datos temáticos, los técnicos gubernamentales que idearon el estudio reconocen que “los objetivos requerirían de elementos adicionales”; a pesar de lo cual continúan con el armado de la zonificación.

Las observaciones a las valoraciones que contiene el Mapeo oficial son:

Agua Superficial: “Es una consideración necesaria pero no suficiente”. No se valoran los efectos de la actividad minera sobre las aguas subterráneas, la flora y fauna, la biodiversidad y el resto de los recursos naturales existentes en la provincia. Además el informe oficial toma en cuenta solo los cursos de agua calificados como permanentes, dejando fuera de consideración a otros que componen las cuencas y representan importantes flujos en algunas épocas del año, como es el caso: en la Meseta Central: Arroyos Sacanana, Perdido, Mirasol Chico, Gastre; mientras que en el resto de la Provincia, se omiten, entre otros, el Río Huemul, o los Arroyos: Apeleg, Calcatapul, Genoa, Carbón, Negro, Chalías, Cuche, La Cancha, Mayoco, Pescado, Rodeo y Putrachoique, cuya exclusión del análisis es insostenible desde el punto de vista ambiental.

Presencia de Actividades Económicas: “La existencia o no de éstas, no parecen ser válidas o suficientes para hacer una evaluación, ya que dependen de situaciones circunstanciales (puede no haber una, pero en el futuro ser factible y deseable)”. Además la caracterización se lleva a cabo exclusivamente a partir de la producción agropecuaria y, como consecuencia de la falta de datos, sólo se la considera desde la mayor o menor disponibilidad de forrajes. Esta no es una valoración razonable y deberían analizarse otras actividades que puedan interactuar con la minería para ver los efectos mutuos, adversos o sinérgicos. De otra forma, y tal como actúa el informe que se analiza, se cae en la absurda simplificación que éste hace, acerca de que si la zona no es de aprovechamiento agrario, es apta para la extracción de minerales.

Deterioro del suelo: “La principal referencia es un mapa del INTA que data de 1975, 35 años después la realidad puede diferir bastante de la que había en ese momento y por eso esta capa de información está viciada de nulidad”.

Además, se plantea que si el suelo está dañado por efecto de la desertificación, no tiene posibilidad de recuperarse, desconociendo que existen maneras de cambiar este panorama, y convirtiendo a esa situación en un salvoconducto para la actividad minera.

Valor Paisajístico o sensibilidad visual: El informe oficial realiza la valoración de este aspecto, a través del agregado de un área de amortiguación de cinco kilómetros alrededor de las zonas naturales protegidas, lo cual representa una discrecionalidad inaceptable, ya que tal “dibujo” es impropio de la valorización ambiental que debería hacerse tomando en cuenta aspectos singulares del medio que pueden o no estar satisfechos con el área caprichosamente adoptada.

Conclusión

Al finalizar el texto, la Fundación Patagonia Tercer Milenio, basándose en las carencias y vicios de elaboración que observó en el informe oficial, resalta que “Todo lo expuesto nos lleva a emitir un contundente rechazo al Mapa Ambiental Minero (MAM), así como a las pretensiones de que el mismo conforme zonificación alguna de carácter ambiental y minera con la que pueda responderse a los mandatos de la Ley XVII N° 68 (ex Ley 5001)”.

El análisis llevado a cabo por la FUNPAT3MIL puede consultarse en forma completa en la página www.funpat3mil.com.ar

 (1) Nota del editor: el Proyecto de Zonificación Provincial publicado bajo el título “SISTEMA DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA PARA EL ORDENAMIENTO AMBIENTAL MINERO DE CHUBUT” en el sitio oficial del gobierno de Chubut, fue retirado del mismo a mediados del mes de diciembre de 2011. Sin embargo, las observaciones técnicas del presente artículo tienen plena validez ante las conocidas presiones del sector minero y la permeabilidad de la mayoría de la clase política, incluyendo al actual gobierno de Martín Buzzi recientemente asumido.