Al final del día quedó más o menos claro que la apretada de la Uocra, generosamente financiada para transportar martes y jueves a alrededor de mil de sus militantes, no dio otro resultado que generarle al Gobierno una movilización opositora compuesta por alrededor de 3 mil personas, forjada al calor de una estrategia equivocada. Al kirchnerismo no le ha ido mejor, muchos de sus militantes y sus cuadros intermedios terminan la semana expresando en voz alta su desacuerdo con la estrategia oficial y con la intervención de los fogosos muchachos de Mateo Suárez como elemento presuntamente “disuasorio” de los opositores a la megaminería.

 

Fuente: Rawsonline

Para colmo de males, en el proceso debe haber perdido uno o dos de los diputados dispuestos a votar favorablemente el Marco Regulatorio, espantados por el ruido del conflicto. Por ejemplo, a ningún observador atento se le pasó por alto el cambio de actitud de José Karamarko en esta semana y es dudoso lo que puede suceder con el voto del petrolero Mario Gómez.

Ante el efecto “boomerang” que provocó la aparición de Mateo Suárez y Gerardo Martínez en la política oficial -los dirigentes de los albañiles movieron tres veces menos gente que los militantes que se oponen a la megaminería-, la oposición parlamentaria se hizo una fiesta y terminó la semana proponiendo una jugada que tiene muy pocas fisuras, que le deja al Gobierno argumentos muy escasos para oponerse.

Es que el bloque del PJ Modelo Chubut propuso una consulta popular vinculante para definir la cuestión y es muy difícil encontrar una herramienta que pueda dirimir pacífica y popularmente una discusión tan enconada como la de estos días.

Pero el golpe mayor fue la movilización autoconvocada de los vecinos y ciudadanos, sin micros, sin carpas y, fundamentalmente, sin palos. El Gobierno y el kirchnerismo han recibido una dura y generosa lección.

Todo lo que resta saber es si tienen capacidad de aprendizaje.