El conflicto minero en Catamarca, sabemos bien, no es nuevo. Los hechos sucedidos en Andalgalá el pasado lunes 15 de febrero han sido producto de la indiferencia oficial a un reclamo que lleva más de una década. Este reclamo nace junto con el Proyecto La Alumbrera, se profundiza al hacerse público el Proyecto Agua Rica y, más recientemente, el de Pilciao 16.

Por Asamblea Socioambiental Catamarca

14/03/2010. Conocemos por experiencia propia las consecuencias de la explotación de la minería a cielo abierto, la falsedad de las promesas de progreso, trabajo, bienestar social y demás “espejitos de colores”. No hace falta más que leer un diario, del frente que sea, para constatarlo. Pero incluso no han sido pocos los profesionales que, a través de sus estudios ambientales, económicos y sociales, han advertido acerca de las graves secuelas que nos deja este tipo de explotación, entre las cuales se cuentan: contaminación de los causes de agua dulce, relocalización de población, voladura de cerros emblemáticos y sagrados, enfermedades respiratorias, dermatológicas, cáncer, desaparición del trabajo agrícola y ganadero, por nombrar algunas.

El pueblo catamarqueño no reaccionó, no despertó, el 15 de febrero pasado… únicamente. La insistencia por ser escuchado y consultado ha tenido momentos y espacios más visibles que otros, aunque haya sido burlada, cuando no ignorada, por el Gobierno. Es éste quien, frente a la imposibilidad de continuar acallando los reclamos, los reprimió utilizando las Fuerzas Públicas de Seguridad, para así abrir paso a la empresa privada Agua Rica. Es el Gobierno quien reaccionó violentamente el 15 de febrero pasado. Reprimió porque ya no tiene argumentos que puedan sonar válidos para ignorar al pueblo.

A un mes de estos repudiables sucesos no hay condena judicial, nadie ha sido responsabilizado, ni el Intendente andalgalense José Perea, ni la Fiscal de Instrucción Martha Nieva, ni el Juez de Control de Garantías Rodolfo Cecenarro, ni el Subsecretario de Seguridad Luis Baracat, ni el Jefe de Policía Francisco Soria, ni el Gobernador Eduardo Brizuela del Moral, y así podríamos repasar toda la “cadena de mando” entre quienes se han ido pasando la papa caliente. ¿Qué nos dirá ahora cada uno de estos personajes?, ¿que ha sido “obediencia debida”? Estas palabras no las desconocemos, han sido la razón que determinó que los genocidas y torturadores de la última dictadura militar quedasen en libertad.

Y no es mera casualidad que resuenen uno o más parecidos con el pasado. Somos sus herederos, sus hijos y a su vez, sus transmisores. Recordemos, por ejemplo, el contexto en que se han modificado las leyes mineras nacionales y provinciales para dar cabida a la situación actual: en el transcurso de la década del ´90, bajo la presidencia de Carlos Menem, quien continuó y profundizó el modelo económico instaurado por José Alfredo Martínez de Hoz durante la dictadura de 1976, a quien, además, Menem indultó mediante decreto, pues se encontraba acusado de complicidad en las actuaciones represivas y en la desaparición de personas. En el transcurso de la década del ´90, bajo la gobernación de Arnoldo Castillo, quien también fue gobernador de la última dictadura y fundador del Frente Cívico y Social, partido gobernante que hoy, por comulgar explícitamente con las empresas privadas de minería química, no puede representar ni las preocupaciones ni los intereses del pueblo que lo eligió.

Andalgalá, Tinogasta, Belén, Fiambalá, Santa María, San Fernando y el resto de la provincia de Catamarca tenemos memoria. Pero así como no olvidamos ni perdonamos a los traidores de ayer, tampoco olvidamos a quienes han luchado por la dignidad de su pueblo. El conflicto por los metales preciosos nos acecha desde la conquista española, y desde entonces, hermanos de todo el pueblo Calchaquí han tenido que alzar su voz para que se los respete. Podrán ignorarnos ignorando nuestra historia, podrán decir que somos un grupo de ambientalistas mal informados, que somos borrachos, foráneos. Pero nosotros sabemos que somos los hijos de Juan Chelemín (*), y eso, nos da fuerzas.

NO QUEREMOS ECHARNOS ATRÁS.
Asamblea Socioambiental Catamarca
Contacto: 03833-15628835
03833-15636173

(*) Nota del editor: Don Juan Chelemin el bravo Cacique fue el líder y guía de las primeras rebeliones y levantamientos de los Calchaquíes como Nación. Las batallas mas cruentas, en lo que posteriormente seria nuestro país, tuvieron lugar entre los años 1630 y 1640 en la parte alta de las futuras provincias de Tucumán, Catamarca y Salta.